sábado, 6 de febrero de 2010

Tristeza


La tristeza, en ocasiones, se instala en tus aposentos sin haber pedido permiso. Irrumpe como un vendaval, y te envuelve como si de un vestido de fina seda se tratase.

Sentir tu pequeñez, y sentir que ocupas un lugar ínfimo de un corazón enorme...hace que el ánimo huya dejándote en la estacada apática y apenada.

En mi corazón sólo hay un aposento, enorme, donde él todo lo ocupa. Y yo me he adentrado en uno con mil compartimentos, donde sólo soy una mota de polvo que se posó sobre el rincón más cercano a la puerta.

Carmen



2 comentarios:

azul dijo...

Muy bonito ...muy triste...limpia la mota de polvo para poder respirar

Un saludo

Carmen dijo...

Muchas gracias...

Muchos besos, Azul.